El sector educación se caracteriza por ser intensivo en mano de obra. Y esto es una forma de resaltar la importancia central de la labor docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. De allí la necesidad de dignificar su desempeño profesional y elevar sus condiciones de vida. En la actualidad se calcula que alrededor del 5% de la población económicamente activa (PEA) ocupada de 15 años a más se desempeña como maestro (1).
En los últimos años el número plazas docentes observo un crecimiento significativo en los pedagógicos privados, mientras que la disminución más notoria se produjo en la educación primaria de adultos pública.
En los últimos años el número plazas docentes observo un crecimiento significativo en los pedagógicos privados, mientras que la disminución más notoria se produjo en la educación primaria de adultos pública.

El Censo Escolar de 1993 nos dice que sólo en 1992 egresaron 13,373 estudiantes de los institutos superiores pedagógicos, esto sumado a los egresados de las facultades de educación de las universidades, nos llevaría a pesar que existe una fuerte presión de demanda por ocupación docente, es decir, una sobreoferta de maestros. A pesar de esto todavía existe un número importante de maestros en ejercicio que no cuentan con título pedagógico.
El incremento en la ocupación docente fue mayor en los centros de gestión privada. Las cifras nos demuestran que en 1990 la ocupación docente estaba repartida en un 81.6% en el sector público, y en 18.4% en el sector privado. A 1995 esta composición se modifica en 77.2% para el sector público, y 22.8% en el sector privado.
Observando la evolución del número de docentes ocupados en escuelas por niveles educativos y tipo de gestión, veremos que en el caso del sector público las plazas ocupadas se incrementaron en un 11.3% en educación inicial; en 4.6% en educación primaria (en menores, 5.4% y en adultos, -21.1%); y, en 6.1% en educación secundaria (en menores 8.1% y en adultos, -12.5%).
En el nivel de educación superior no universitaria las plazas docentes aumentaron en 27.3% (55.3% en Formación magisterial, 16.0% en tecnológica y 18.6% en artística). La ocupación a nivel de universidades públicas tuvo un incremento del 13.6%. Finalmente, el número de docentes en la modalidad de educación especial se incremento en un 13.1%, mientras que en ocupacional hubo un ligero incremento (1.2%).
En los centros de gestión privada, las plazas ocupadas se incrementaron en un 97.6% en educación inicial; en 41.2% en educación primaria (en menores, 41.5% y en adultos, 25.0%); y, en 41.6% en educación secundaria (en menores 39.7% y en adultos, 87.9%).

Otra forma de enfocar la problemática del maestro es a través de un análisis de la distribución del número de docentes por departamentos.
Para la ocupación docente en el sector público, del diálogo con las cifras colegimos que, un 24.2% se concentra en el departamento de Lima, mientras que menos del 1% significan los departamentos de Madre de Dios (0.4%) y Moquegua (0.7%). De otro lado, con más del 5% del total de maestros públicos se encuentran los departamentos de Ancash (5.2%), Junín (5.2%), La Libertad (5.1%), Piura (5.4%) y Puno (5.6%).

Del total de la PEA ocupada en la docencia, el 31.2% lo hace en el departamento de Lima. Menos del 1% del total representan los departamentos de Madre de Dios (0.3%) y Moquegua (0.7%). Y más del 5%, los departamentos de Junín (5.0%) y La Libertad (5.1%).
La estreches económica que vive el maestro lo obliga a buscar fuentes de trabajo que empiezan siendo complementarias, para luego convertirse en su principal fuente de ingresos. Esta es la causa principal del deterioro de calidad del desempeño docente y por ende, de la calidad de la educación en general.

A pesar que el gobierno a decretado aumento de remuneraciones por un 45.28% de julio de 1991 a abril de 1996, el sueldo de los maestros no ha podido recuperar el poder adquisitivo perdido.
(1) Publicado en: Revista Autoeducación Nº 53 IPP. Lima, agosto de 1997.
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