En la actualidad existe consenso respecto de la necesidad que los centros educativos a cargo del Estado cuenten con autonomía. Pero lo que aún no nos queda claro es qué implica dicha autonomía, en la medida que aún no existe un dispositivo expreso del Ministerio de Educación que norme los alcances de la misma (1).
Autonomía en lo administrativo a nivel del centro educativo significa la capacidad de poder efectuar acciones de personal, es decir, nombrar, contratar y cesar según se estime conveniente, al personal docente y administrativo.
Autonomía en lo pedagógico implica contar con la libertad de elaborar un curriculum de acuerdo a las condiciones del medio y a las necesidades de la población.
Autonomía en lo económico es tener la capacidad de determinar el volumen de recursos que necesita el centro educativo para llevar adelante el proceso educativo, asimismo, la facultad de acudir a fuentes de financiamiento alternativas al tesoro público.
Por lo tanto, tener autonomía implica mayores compromisos en tanto que, el director o los responsables de la conducción del centro educativo tendrán la facultad de tomar sus propias decisiones en lo administrativo, pedagógico y en lo económico.
Una de las primeras exigencias de la autonomía económica del centro educativo será en lo que se refiere al presupuesto. Lo que en adelante detallaremos es un esbozo de lo que debería ser el proceso presupuestario en un centro educativo estatal en situación de autonomía.
En principio habría que adoptar un presupuesto por programas, que es aquel que se elabora a partir de los objetivos y metas contenidos en los planes de corto plazo (un año), en consecuencia, se podría definir al presupuesto como un plan de corto plazo.
El proceso presupuestario es el conjunto de etapas por las que atraviesa el presupuesto.
La primera etapa es la de programación, en la cual se adecuan los fines a los medios, en otras palabras, se reajustan las metas del plan de corto plazo en función de los recursos existentes. Esta etapa tiene como propósito determinar los programas, las metas y su distribución entre las unidades ejecutoras, así como los recursos necesarios para cubrir anualmente los costos del plan de corto plazo.
Superado esto, en la etapa de formulación, se realiza el cálculo de los montos que se ejecutarán en el próximo ejercicio, discriminando los que son gastos corrientes (remuneraciones, bienes y servicios) de lo que son gastos de capital (construcciones, mobiliario y equipo). La finalidad de esta etapa es establecer los conceptos definiciones y procedimientos del proceso de formulación, y organizar la presentación de los documentos presupuestarios.
En la tercera etapa, la de aprobación, el presupuesto adquiere legitimidad al ser debatido y aprobado al interior de la comunidad educativa y refrendada por autoridad competente. En esta etapa es que se realiza un conjunto de acciones por medio de las cuales se revisa, modifica o mantiene, y autoriza las metas, los costos, recursos y acciones necesarias para cumplirlos propósitos del centro educativo fijados en el plan de corto plazo.
La ejecución es la cuarta etapa del proceso presupuestario, en ella se pone en marcha las acciones educativas que implican gasto de recursos. En esta etapa el área de administración del centro educativo, con el fin de lograr el cumplimiento de las metas programadas, efectúa los desembolsos contenidos en el presupuesto.
En la evaluación, la quinta etapa del proceso presupuestario, se verifica el avance de los programas en relación con la ejecución del plan, donde se proporciona la información de las desviaciones que han de servir para adoptar las medidas correctivas, para alcanzar las metas contenidas en el plan, y afrontar problemas derivados de la coyuntura económica imprevisible al momento de la formulación.
Como hemos podido observar es imprescindible que el centro educativo cuente con un proyecto institucional que exprese la misión a partir de la cual se formulen los objetivos y metas para el corto, mediano y largo plazo, y a partir de las cuales se definan programas (niveles educativos), subprogramas (coordinación académica, supervisión, biblioteca y asesoría psicopedagógica), actividades (líneas de acción educativa: Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Lenguaje, Matemática, etc.) y proyectos específicos ya sean estos pedagógicos (innovaciones educativas) o productivos (producción de bienes y/o servicios).
(1) Artículo publicado con el nombre de: Autonomía escolar, pero con plata. Revista perfiles para el desarrollo educativo local Nº3. Tarea, Asociación de Publicaciones Educativas. Lima, diciembre de 1995.
Autonomía en lo administrativo a nivel del centro educativo significa la capacidad de poder efectuar acciones de personal, es decir, nombrar, contratar y cesar según se estime conveniente, al personal docente y administrativo.
Autonomía en lo pedagógico implica contar con la libertad de elaborar un curriculum de acuerdo a las condiciones del medio y a las necesidades de la población.
Autonomía en lo económico es tener la capacidad de determinar el volumen de recursos que necesita el centro educativo para llevar adelante el proceso educativo, asimismo, la facultad de acudir a fuentes de financiamiento alternativas al tesoro público.
Por lo tanto, tener autonomía implica mayores compromisos en tanto que, el director o los responsables de la conducción del centro educativo tendrán la facultad de tomar sus propias decisiones en lo administrativo, pedagógico y en lo económico.
Una de las primeras exigencias de la autonomía económica del centro educativo será en lo que se refiere al presupuesto. Lo que en adelante detallaremos es un esbozo de lo que debería ser el proceso presupuestario en un centro educativo estatal en situación de autonomía.
En principio habría que adoptar un presupuesto por programas, que es aquel que se elabora a partir de los objetivos y metas contenidos en los planes de corto plazo (un año), en consecuencia, se podría definir al presupuesto como un plan de corto plazo.
El proceso presupuestario es el conjunto de etapas por las que atraviesa el presupuesto.
La primera etapa es la de programación, en la cual se adecuan los fines a los medios, en otras palabras, se reajustan las metas del plan de corto plazo en función de los recursos existentes. Esta etapa tiene como propósito determinar los programas, las metas y su distribución entre las unidades ejecutoras, así como los recursos necesarios para cubrir anualmente los costos del plan de corto plazo.
Superado esto, en la etapa de formulación, se realiza el cálculo de los montos que se ejecutarán en el próximo ejercicio, discriminando los que son gastos corrientes (remuneraciones, bienes y servicios) de lo que son gastos de capital (construcciones, mobiliario y equipo). La finalidad de esta etapa es establecer los conceptos definiciones y procedimientos del proceso de formulación, y organizar la presentación de los documentos presupuestarios.
En la tercera etapa, la de aprobación, el presupuesto adquiere legitimidad al ser debatido y aprobado al interior de la comunidad educativa y refrendada por autoridad competente. En esta etapa es que se realiza un conjunto de acciones por medio de las cuales se revisa, modifica o mantiene, y autoriza las metas, los costos, recursos y acciones necesarias para cumplirlos propósitos del centro educativo fijados en el plan de corto plazo.
La ejecución es la cuarta etapa del proceso presupuestario, en ella se pone en marcha las acciones educativas que implican gasto de recursos. En esta etapa el área de administración del centro educativo, con el fin de lograr el cumplimiento de las metas programadas, efectúa los desembolsos contenidos en el presupuesto.
En la evaluación, la quinta etapa del proceso presupuestario, se verifica el avance de los programas en relación con la ejecución del plan, donde se proporciona la información de las desviaciones que han de servir para adoptar las medidas correctivas, para alcanzar las metas contenidas en el plan, y afrontar problemas derivados de la coyuntura económica imprevisible al momento de la formulación.
Como hemos podido observar es imprescindible que el centro educativo cuente con un proyecto institucional que exprese la misión a partir de la cual se formulen los objetivos y metas para el corto, mediano y largo plazo, y a partir de las cuales se definan programas (niveles educativos), subprogramas (coordinación académica, supervisión, biblioteca y asesoría psicopedagógica), actividades (líneas de acción educativa: Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Lenguaje, Matemática, etc.) y proyectos específicos ya sean estos pedagógicos (innovaciones educativas) o productivos (producción de bienes y/o servicios).
(1) Artículo publicado con el nombre de: Autonomía escolar, pero con plata. Revista perfiles para el desarrollo educativo local Nº3. Tarea, Asociación de Publicaciones Educativas. Lima, diciembre de 1995.
Comentarios